Capitulación 2.0

Me da un poco de dolor escribir una segunda vez sobre una capitulación (la primera en mi primer blog), pero siento que va a ser necesario. Me fui de Venezuela hace casi tres años porque ya no soportaba más el país en el que nací. La gente me juzga, pero no saben lo difícil que es irte del sitio al que amas, no se imaginan el dolor que sientes al hacerlo: dejar a tus amigos, familiares; todo por ir a algún lugar mejor.

Caí en España, principalmente porque tengo nacionalidad española y la considero actualmente mi segundo hogar. Pero pasé de escapar de los «chavistas» para encontrar «podemitas». Honestamente estoy peor, he de decir que Chávez logró algo que, por supuesto, aquí aún no ha ocurrido, y es dividir la sociedad. Jamás en Venezuela tuve la oportunidad de discutir con chavistas cara a cara como la he tenido aquí con los que apoyan a Podemos. Supongo que en el 98 la historia era parecida, pero el cambio ha sido radical. Chávez nunca unió a la población sino que la segregó hasta límites insospechables e impulsó el odio entre ellos. Es verdad, le llevó comida a los pobres junto con mensajes de que la burguesía era mala, que todo era culpa de ellos, que el país estaba como estaba gracias a la Cuarta República y a los «burgueses».

¿Por qué estos mensajes de odio me suenan tan familiares?. Aquellos que echaban la culpa a los judíos de la situación de un país europeo que prefiero no mencionar, o los que se la echan a la casta. Aquellos que se proclaman los defensores de un movimiento social (llámese «El Caracazo» o «Los Indignados»). Esos mensajes que sólo generan odio entre personas (pero que algunos prefieren llamarles «zasca»). Me cuesta creer que el discurso no cambia, pero la gente aún lo cree.

Aquí en España me he enfrentado a cosas que jamás pensé que me enfrentaría. Como fuentes de la FAO diciendo que en Venezuela el hambre se había erradicado (repito, le dio comida a los pobres, ¿pero a costa de qué? ¿de un país entero?). El plan era separar más las clases para mantener su popularidad, y vaya si lo logró. Con esa carisma y forma de hablar (totalmente estudiada) era imposible decirle que no. Incluso confieso que me reí de algunos de sus chistes.

Pero era todo una trampa, y supongo que la gente no se dará cuenta jamás. Actualmente Venezuela pasa por una crisis que no es culpa de Maduro, sino de los 14 años de gestión anterior. Y es verdad que Maduro es igual (o más) de incompetente, pero me molestan también aquellos que dicen que Chávez lo estaba haciendo bien, y que Venezuela se fue al garete con Maduro. ABRAN LOS OJOS. No ha tenido tiempo, esto venía de antes y ha explotado ahora.

En fin, sólo quería desahogarme un poco, la verdadera finalidad de este escrito es declarar mi derrota. Me retiro, se acabó la política para mi. Se acabaron las discusiones sin sentido en Twitter y en la vida real. Se acabó intentar hacer entender a las personas que el discurso de Iglesias ya me lo han contado a mi antes.

Aquí en España me han llamado mentiroso. Que Chávez era bueno, que las empresas privadas tienen la culpa de la escasez. Ellos no han perdido negocios familiares porque por esa calle «caminó Simón Bolívar». Ellos jamás (JAMÁS) han mirado el cañón de una pistola. Ellos nunca han sentido el pavor que yo sentí el día de la muerte de Chávez. Pero aún así me muestran papeles de la FAO, del analfabetismo que Chávez erradicó. Pero no conocen lo que está detrás de esos logros. La división de un país que antes era hermoso. En el cual la gente se saludaba al caminar por la calle y ahora caminan con miedo a todos los que les rodean.

Y es por esto que me rindo. La vida es corta, lo siento mucho por los que seguirán luchando, han perdido a un soldado. Pero ya no puedo más. Existen cerebros en los que las palabras reales no pueden entrar y no he sido capaz de luchar contra ellos. Quizás a España le viene bien Podemos. De las «hostias» aprenderán.

Rendirse es de cobardes, mas rendirse por completo y enfrentar las consecuencias, eso es de valientes.

Juan F. Mora

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La nueva Apple

Hoy me daré el lujo de salirme un poco de la temática que tiene este blog (y el anterior) y hablaré de algo que me apasiona. Ésta será una entrada un poco más para geeks y fans de la manzana y enteramente de opinión personal (por si acaso). Sin embargo intentaré hacerla lo más entendible posible para quienes no pertenezcan a este mundo. Muchas personas escuchan la palabra Apple y suelen pensar en tres cosas: costoso, lujoso, no lleva Windows (gracias a Dios). Una empresa normal y corriente que es competencia de todos los vendedores de móviles y ordenadores del mundo (Microsoft, Google, Samsung, Sony, etc).

Pero no es sólo eso. Voy a admitirlo, soy de la generación Tim Cook. La primera Keynote de Apple que vi fue cuando me compré el Mac sólo por ver qué tal y en la iTunes Store llegué sin querer a los podcasts de las Keynote de Apple, corría el año 2013, anunciaban el iPad 4 (o sea, el 3 con conector Lightning), el iPad Mini (que posteriormente compraría) y los MacBook que harían que me sintiera mal por no esperar un mes más.

A pesar de que en todos los sitios dicen que las Keynote de Apple no son lo que eran con Steve Jobs, lo cual es totalmente cierto, esa Apple dubitativa me llamó la atención. Me vendieron los productos como sólo ellos lo saben hacer y me hicieron formar parte del culto a la manzana. Pasé de no saber qué era Apple a leer noticias todos los días de qué le ocurría a la compañía y ver cada Keynote en vivo sólo para entusiasmarme con cualquier cosa que sacaran y reírme de cualquier chiste malo que hicieran.

Pero esta Apple ya no es la dubitativa del 2013. La que estaba de luto y no sabía exactamente qué rumbo tomar. Han encontrado uno. El de Steve Jobs era la experiencia del usuario, el de Tim Cook es el dinero. ¡Y vaya si lo está haciendo bien! Apple está de moda, crece cada día en bolsa, vende más caro que nunca y rompe récords. Pero nos están olvidando (y es entendible), ya la experiencia de usuario no es lo principal (pregúntenle a iOS 8.1), es vender. Y por eso Apple ha decidido separarse del camino de Jobs a pesar de que Cook dice todos los días hacerse la pregunta: «¿Qué haría Jobs?» No estoy en contra de esta separación, hay que evolucionar. Adiós skeumorfismo, hasta luego manzanas que se encienden.

Soy de la opinión de que Apple está cambiando para bien (en algunos casos) y que Tim Cook sabe lo que hace (excepto en dónde poner a Jony Ive). Pero también espero que si en algún momento volvieran a perder el rumbo, sean capaces de retroceder sus pasos y piensen en que los que ahora compran sus Macs por moda, dejarán de hacerlo cuando la moda sea otra. Los que tienen un iPhone porque es el que mejor se ve, comprarán otro cuando la estética ajena mejore. En cambio, existimos algunos que aún vemos a Apple como aquella que crearon dos genios llamados Steve, que creyeron en que podían cambiar el mundo y lo lograron.

No te olvides de esos, Apple. Que ellos no se olvidarán de ti vayas por donde vayas.

«(…) porque sólo quienes están tan locos como para pensar que pueden cambiar el mundo son capaces de cambiarlo de verdad.»

Think Different, 1997

“Todos podríamos tener un iPhone”

El otro día leí el comentario de una persona que decía: «Si viviéramos en comunismo, todos podríamos tener un iPhone». Para ubicar un poco al lector en el contexto de la frase anterior, diré que era el comentario a una foto de una mujer con un iPhone que tenía un papel pegado atrás que decía: «Fuck Capitalism«. Claro que es raro que una persona que odie el capitalismo tenga ese móvil, pero también es verdad que puede tener el que quiera, piense como piense.

Pero aquí no pienso hablar de la foto en sí, que también se puede sacar mucho de allí, sino de la persona que hizo ese comentario que está al inicio del primer párrafo. Es interesante pensar que si viviéramos en comunismo, todos podríamos tener un iPhone. Pero, ¿cómo llegaríamos a eso?

Hay que pensar primero en la creación del iPhone, en cómo se convirtió en lo que es hoy en día. No fue un móvil creado para que lo tuviera todo el mundo, seamos claros, es para algunos afortunados y otros que han trabajado mucho para conseguirlo. Toda la innovación que tuvo en su época y lo nuevo que tiene cada año es producto de la competencia, de querer vender. Si Apple fuese la única empresa que vendiera móviles, probablemente todavía tendríamos todos el primer iPhone.

Y es que la innovación viene producto de la competencia. ¿Qué pasaría si viviéramos en comunismo? Pues todos seríamos iguales, todas las empresas funcionarían de la misma manera. Las personas tendríamos derecho a tener ¿lo mismo?, ¿es eso un derecho?

Yo también he sido marxista. He leído lo que hablaba, de que el mundo debería manejarse según las horas de trabajo y no el dinero. Que todos somos iguales, que si una persona tiene algo, yo también tengo derecho a tenerlo. Pero he crecido y me he dado cuenta que el mundo no funciona así, y no va a funcionar. Si yo gano 30€ al día trabajando 8 horas, no le voy a ir a dar 15€ a otra persona que lleva las mismas ocho horas fumando en la esquina. ¿Acaso esa otra persona no tiene el derecho a recibir el mismo dinero que yo?

Tenemos la tecnología de hoy día gracias al capitalismo, a la competencia, a las ansias que tienen las empresas de vender. ¿Cuántos inventos espectaculares tiene Corea del Norte sin la ayuda de China? ¿Cuántos de ellos los mejoran cada año?

Si todos pudiéramos tener un iPhone, nadie tendría uno.

PD: Lamento que las dos últimas entradas hayan sido de política (no siento que sea mi tema más fuerte), es que ésta ya la tenía escrita incluso antes que la anterior y decidí subirla para poner algo hoy, viernes. De todas maneras la semana que viene quizás tenga más tiempo de hacer algo mejor, o subiré otra que ya tengo casi hecha que no es de política. De todas maneras, espero que les haya gustado.

Crónica de una victoria anunciada

Carmena ha ganado, con menos votos pero es una victoria. Es fácil ganar cuando tu discurso es el populismo de toda la vida. El método repetido que le ha dado la victoria a muchos líderes que no pienso nombrar para evitar las comparaciones que aquellos que leen la parte de la historia que les conviene, no saben ver.

No puedo confiar en una persona que se incluye entre los que llama «de abajo» cuando no ha sabido estar allí. Estoy harto de que los políticos utilicen a los que peor la están pasando para ganar votos. Que quieran dividir a la población entre los que están abajo y los que los pisotean y hacer ver al empresario como un demonio que lo único que hace es explotar a las personas.

Con esto no digo que el PP sea el mejor partido político, todo lo contrario, es sólo que estoy cansado de ver cómo los seres humanos nos tropezamos siempre con la misma piedra que lleva allí desde hace más de 70 años.

Quiero dar la enhorabuena a los de Ahora Madrid por haber creado una coalición tan fuerte y tan exitosa en poco tiempo, pero el hecho de que una persona de la alta sociedad me venga y me diga que van a gobernar los de abajo me da asco. No me molesta que tenga dinero, se lo ha ganado. Me molesta la hipocresía y el hecho de tomar el camino fácil.

Espero que el toque de atención del 24M pase a la historia como el día en el que los partidos políticos sintieron las necesidades de la ciudadanía, y no como el día en el que el populismo volvió a ganar unas elecciones.

El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio.  Winston Churchill

Vivimos en un mundo en el que ser caballero es machista

Vivimos en un mundo en el que ser caballero es machista y liarse en una discoteca con varias no está mal,
vivimos en un mundo en el que ser caballero es machista y tocarle el culo a tu novia en la calle es lo normal,
vivimos en un mundo en el que ser caballero es machista pero el problema son las camisetas que la gente puede llegar a usar,
vivimos en un mundo en el que ser caballero es machista mas entrar gratis a la discoteca por ser mujer es la cosa más guay.

Soy machista cuando dejo la puerta abierta al ver que una mujer va a pasar,
soy machista si le digo linda a una mujer porque la disminuyo y la veo como objeto sexual,
soy machista cuando intento ayudar a una mujer a llevar algo porque le estoy diciendo incapaz,
soy machista si le pido a una mujer que se siente en mi puesto pero llevar tacones para que se le vean mejor las piernas es lo que pide la sociedad.

Vivimos en un mundo en el que ser caballero es machista, y mira tú qué bien nos va.

¿Quién pierde al final?

– ¡No te vayas! –decía Lucía al micrófono del teléfono.
– ¡Es mi deber! –sonaba por el auricular.
– ¿Y qué pasará conmigo?
– Estarás bien. Estás con mamá.
– ¡No quiero que te vayas! –la niña parecía estar al borde del colapso– ¿Con quién voy a jugar ahora?
– Tienes a Juan.
– ¡Él no me quiere tanto como tú?
– ¡Claro que te quiere! Es sólo que está molesto.
– ¿Con papá? –esa palabra fue como una daga para él.
– Si –soltó un suspiro– y conmigo.
– ¡No te vayas… –decía Lucía entre sollozos y con la voz quebrada– …por favor!
– Tú bien sabes que volveré, Lucía –hace una pausa– por favor, no llores.
– Juan me dijo… que eso decía papá… y aún no ha vuelto –Lucía seguía hablando como permiten las lágrimas, no sabía nada de su padre, puesto que se fue cuando aún era muy pequeña. Juan aún no lo perdonaba.
– Yo lo traeré de vuelta. Te lo prometo. Vendremos sonriendo y cuando nos veas llegar a la casa correrás hacia nosotros y nos abrazarás –se le aguaban los ojos mientras imaginaba esa escena, que en el fondo, veía muy difícil de cumplir.
– ¿Estás seguro? –preguntaba Lucía con la voz cada vez más quebrada, pero con un atisbo de ilusión.
– Lo estoy –mentía– me tengo que ir.
– Por favor, no me cuelgues –rogaba Lucía al otro lado del teléfono.
– Está bien, hablemos un poco más.
– Siempre me ha gustado jugar a los avioncitos contigo y me decías que papá era piloto, incluso uno de tus aviones tiene su nombre.
– Ahora es tuyo ese avión, Lucía –la interrumpe– cuídalo. Es un pedacito mío y de papá.
– Era de él, ¿verdad?
– Si. Me lo dio cuando era niño. Jugábamos juntos con él.
– Cuando vuelvas, ¿me prometes que jugaremos los tres?
– Te lo prometo –esta vez no pudo evitar soltar una lágrima.
– Mamá está llorando mucho.
– Lo sé, cuídala.
– Jugaré con ella.
– Dale muchos besos de mi parte.
– Te quiero hermanito. Encuentra a papá.
– Yo también te quiero. Eso haré.

Colgó la llamada y levantó la mirada. Ya estaba en el avión con el casco puesto.

– ¡Quítate el casco, novato! Aún queda mucho –se escuchó una voz al fondo.

Eso hizo, luego vio la foto que estaba pegada en él. Lucía en brazos de su padre cuando era apenas un bebé. «Lo prometo», pensó.

El avión partió.

Los hombres viejos declaran la guerra. Pero son los jóvenes quienes tienen que luchar y morir.

Hervert Hoover

Del sueño a la realidad

Bienvenidos. No existe mejor palabra para iniciar un blog que aquella que se encarga de abrir las puertas a los lectores. Si has llegado hasta aquí es porque estás interesado en leer, en caer en cuenta, en soñar (pues a pesar de lo que piense la gente, son cosas que se complementan). Si has llegado hasta aquí es porque todos necesitamos de vez en cuando un toque de realidad.

Si conocías mi blog anterior, te preguntarás: «¿Pero éste no era el tío que tenía un blog llamado Diario de un Soñador? Ahora resulta que tiene uno nuevo llamado Un toque de realidad ¿No se está contradiciendo?». Y mi respuesta sería: «No». Mi blog anterior fue perfecto para iniciar, en una época donde era un poco más inmaduro y tenía una definición errada de la palabra sueño. Incluso me llamo un soñador en un mundo plagado de realidades, cuando más que soñador, soy realista. Allí estaba mi fallo, incluso mi escritura en aquel blog era muy irregular. Podía poner una entrada un día y otra al siguiente, pero la tercera la ponía dos meses después.

He cambiado la fórmula. Decidí hace unos días que escribiría una entrada cada viernes y hoy cuando me iba a dignar a escribir, me pregunté: «¿Quiero de verdad escribir en ese blog olvidado?» Y me respondí que no, que ya estaba bien, que el blog no hace honor al nombre si quiera pues allí no escribía sueños sino realidades. Y fue cuando caí en cuenta que ése sería el título de mi nuevo blog: Un toque de realidad. Volví a pasar por algunos ridículos como: «Mis más profundos pensamientos» y cosas así pero de nuevo llegué a un nombre que definiría la esencia de mi blog.

¿Cuál es la esencia de mi blog? Pues hablaré de la realidad, aquí no encontrarás amarillismo (no escribo para vender), pero si encontrarás opiniones fuertes sobre temas quizá un poco delicados. Eso sí; también encontrarás opiniones (no reseñas) sobre cualquier aparato tecnológico que salga –soy informático– y uno que otro insulto a quien se lo merezca (no, pero probablemente pueda enumerar errores de algunas personas y/o empresas).

A manera de colofón, que quizás me he puesto un poco pesado con esta primera entrada, quiero que sepas que éste es un blog de opinión al 100%, siéntete libre de llevarme la contraria o de decirme: «Me gusta mucho esta entrada» (me caen bien de vez en cuando y me motivan) o incluso de comentarme: «Aprende a escribir». Pero argumenta un poco y dime qué me falta, todos necesitamos aprender. Disfruta tu estadía por aquí y pásate cada viernes que algo nuevo pienso traer, así sea de política, economía (lo dudo), videojuegos, Apple, tecnología, lo que sea. La realidad es lo suficientemente amplia como para darme este lujo.

Todo lo que uno puede imaginar, otros podrán hacerlo realidad.

Julio Verne